Quien me iba a decir que repetiría la Cursa de la
Matagalls-Montserrat de 85,5km después de 6 años que hice la primera, hay que
tener ganas de aventura!
La verdad es, que no le costó mucho convencerme a
Carmen, amiga y compañera de trabajo de Isa en el Hospital del Vall d’Hebron.
El miércoles 17 de septiembre estaba cambiándome a
medio día en el trabajo, para correr con José, llamé a Isa, para hablar un rato
con ella, estaba en el comedor del Hospital y no se le ocurrió otra cosa que
decirme que estaba con Carmen, y que el sábado iba a hacer la
Matagalls-Montserrat. Carmen le dijo a Isa un poco en broma que me dijese que
fuese con ella, yo, le seguí el rollo y le dije que sí, en ese momento Carmen
empezó a “mover hilos”, y pin-pan “sin comerlo, ni beberlo” apuntado sin estar
preparado, pero, quien dijo miedo.
El sábado 21 de septiembre de 2014, nos levantamos
Isa y yo, con mucha tranquilidad, habíamos quedado en la estación de Sant Feliu
de Llobregat con Carmen y sus compañeros del Club de Running. Ya tenía toda la
mochila preparada con los calcetines de recambio, un par de camisetas, camelback
lleno de gatorade, vaselina para los pies, pezones, hombros… para no sufrir
rozaduras, frontal y todo lo necesario para estar toda la tarde y noche de
aventura desde el Montseny hasta Montserrat, que no es poco.
Me preparé un buen bocata de jamón, que me dijeron
que me sentaría de lujo para antes de empezar.
Isa me llevó a la estación de Sant Feliu con su
coche, y una vez allí llamamos a Carmen y estaba con la otra Carmen (una
compañera del club de Running) y poco a poco iban llegando todos los del club
de Sant Feliu a la estación.
Cogemos el tren dirección a Barcelona, donde nos
espera un autobús para llevarnos a todos a Coll Formic, de donde saldrá nuestra
aventura.
A eso de las 14:00h llegamos a Coll Formic, es muy
temprano, la salida la tenemos a las 17:11h, pero ya contábamos con éste
horario. Todos los compañeros de Carmen y yo, nos perdemos por el bosque para
comernos los bocatas ó algunos casos fiambrera con pasta, y hacemos bromas para
que el tiempo pase más ameno.
A la hora en punto nos dan paso para realizar
nuestra salida, y ya no hay vuelta atrás, nada más salir, nos dan una taza para
llevar toda la travesía y poder beber en los avituallamientos, yo me la cuelgo
de la mochila y empezamos a correr un poco a trote cochinero, disfrutando del
ambiente.
Me comentan que han tomado la salida unas 4500
personas, durante todo el trayecto no paramos de adelantar personas, hay mucha
gente que hace todo el recorrido andando. El ambiente es de fiesta, es una
carrera en la cual la mayor parte de participantes van en grupos, el grupo con
el que estoy corriendo yo, no los conocía hasta el día de hoy, pero tenemos
tiempo de sobras para conocernos, son Carmen, Peralta, David (hijo de Peralta),
Tito, Javier y yo, 6 valientes.
Llegamos a Aiguafreda, bastantes kilómetros de
bajada en éste tramo (kilómetro 17). Esto acaba de empezar, y nos paramos a
tomar líquidos y algo de sólido, nos hará falta para seguir corriendo. Estuvimos
parados unos 20 minutos, quizás demasiado, pero, no tenemos prisa.
Volvemos a arrancar y ésta vez lo que nos vienen
son subidas considerables, nos dirigimos hacia la Collada.
Unos 11 kilómetros más hasta llegar a éste punto,
hemos subido bastante, volvemos a tener bajadas hasta el siguiente
avituallamiento sólido, Coll de Posas (Km 32,8).
Ya nos falta menos, son casi las 11 de la noche,
desde las 17:11 que salimos de Coll Formic, ya llevamos un ratito de travesía.
Hemos estado parados unos 35 minutos, yo me he cambiado el calcetín derecho,
noto molestias y me he embarnizado los pies con más vaselina, también me he
cambiado la camiseta, estaba muy sudada, y a seguir con la aventura.
Parece mentira, pero ya hemos llegado a San Llorenc
Savall es la una de la mañana (Km 46,5). YA NOS QUEDA MENOS DE LA MITAD, aquí
he llamado por teléfono a Jordi
Padró , un compañero de trabajo, que tiene una amiguita en
éste pueblo, se ha acercado al avituallamiento para saludarme. Demasiado tiempo
parados, más de 35 minutos, el motivo ha sido que no encontrábamos a Tito, que
va un poquito a su rollo, pero, no pasa nada, no tenemos ninguna prisa, sólo
queremos disfrutar y acabar en Montserrat vivos.
Nos vamos hacía el otro punto de parada, pin-pan,
Camí Moliner (Km 61,5). Situado en la urbanización de Cavall Bernat, yo tengo
el cuerpo descompuesto del picoteo de los avituallamientos.
Una vez llegamos allí, volvemos a perder a Tito,
estamos preocupados, ya que, hacía muy mala cara, uno de los del grupo, Peralta
de 64 años de edad, va a ver si lo encuentra, porque ya llevábamos más de 30
minutos parados. Yo les indico que tiro hacía adelante, ya que me quiero parar
a hacer mis necesidades fisiológicas, tenía un dolor de barriga del copón. En
un desvío para el bosque de Matadapera, hago mi parada técnica, en eso que
escucho al grupo hablar y me doy prisa para no perderlos de vista, dolor de
barriga solucionado.
Ahora queda uno de los momentos más duros, aunque
sólo faltan algo más de 20 kilómetros, el cuerpo ya está cansado, pero, hemos
de tirar de mente.
En el kilómetro 67,2 hay otra subidita, Coll del
Queixal, sólo está a 6 kilómetros de la última parada, pero, se hace largo y
cansado, esto está chupado.
Llegamos al avituallamiento de Vacarisses, aquí nos
hemos desfogado un poco y yo me he ido sólo para quitarme un poco de
adrenalina, son algo más de las 7 de la mañana del domingo 21. Llamo a Isa y
estoy un ratito hablando con ella, le toca trabajar. Hablamos y bromeamos un
poco, hasta que van viniendo el resto del grupo.
A partir de Vacarisses, el ritmo es muy tranquilo,
ya ha amanecido y vamos hablando y riendo, estamos contentos porque tan sólo
nos quedan algo más de 10 kilómetros (Un Martes con la punta…).
Llegamos a Monistrol, ya estamos en la falda de
Montserrat, sólo queda subir la montaña. Xavi está arriba esperándome, para
recoger lo que quede de mí cuando llegue arriba.
Son las 9 y algo de la mañana y Peralta dice que a
partir de éste punto, tonto el último, y cada uno tira hacia arriba como puede.
Yo, me desquito y subo en poco más de 43 minutos desde Monistrol hasta la meta situada
en la plaza del Monasterio donde me espera Xavi. Cuando estoy llegando al
cemento (“Las escaleras diabólicas”), veo a Xavi haciéndome una foto y me
acompaña para subir conmigo. Estoy sudando la gota gorda y a él también le
cuesta ir por delante de mí.
Xavi se adelanta para poder hacerme la foto de la
llegada, y lo consigue sacándome con los brazos en alto, que momentazo, parece
mentira, pero, acabo de meterle 85,5 Km. y casi 17 horas de esfuerzo a mi
cuerpo.
Una vez cruzada la meta, me dan el trofeo por haber
conseguido llegar y con las pocas fuerzas que me quedan, intento beber líquido.
Xavi me tiene que ayudar casi hasta respirar, no podía esperar menos de él, ya
que siempre está ahí cuando lo necesito.
Al cabo de un buen rato empiezan a llegar los
componentes del grupo con bastante cara de alegría por parte de todos, nos
saludamos y nos hicimos una foto en familia para tener un buen recuerdo de mis
nuevos amigos de fatigas deportivas.
Por ser la segunda vez que hago esta cursa, estoy
bastante contento y en mejores condiciones que la primera vez, y, eso que no
tuve tiempo de prepararla.
Si alguna vez repito esta hazaña, será, con mis
companys de Los Martes.
El Promesas
Fede
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