Este era el lema de la cursa, y
la frase de motivación que me llevó a no pensar mucho y apuntarme a la carrera
de 25km.
Por el camino han caído muchas tiradas
largas por los caminos que teníamos que hacer. Algunas acompañado y otras
(bastantes) en solitario.
Pero un vez hecho la parte más
difícil (como siempre, el entrenamiento de un nuevo objetivo), el Domingo 19 de
Abril tocaba disfrutar de la fiesta.
Por eso, a las 6:30h ya estoy en
pie. He dormido muy bien, y tengo muchas ganas de enfrentarme al primer gran
reto del año.
Almuerzo, y me dispongo a
vestirme con “el equipo de trabajo” de hoy.
A las 7:30h ya tengo a Fede
esperándome. No está del todo recuperado de la maldita fascitis, pero no se la
quiere perder. Hará la carrera corta (11km) con el dorsal que me tocó en el
programa Ultrasports de RAC1.
Pasamos a buscar a Jordi que
estaba haciendo su café de rigor, y marchamos hacia la Plaza del Ayuntamiento.
Por el camino veo a Carles Casals
(mi carnicero de confianza, ¡¡jaja!!). Nos saludamos, hablamos dos minutos y
nos deseamos suerte.
Una vez a las puertas del
Ayuntamiento ya empieza a oler a fiesta, a fiesta grande. Muchas de las caras
son conocidas. Compañeros de otros equipos, de otras carreras, amigos de la
Escuela, compañeros del baloncesto de Jordi, … Es lo bueno de correr en casa.
Me encuentro con Wolves, un compañero
de corredors.cat con el que ya coincidimos el día del entrenamiento
oficial.
Mientras hacemos tiempo para
sacarnos la ropa que traemos para protegernos del frío que hace, llegan más
compañeros de corredors.cat, y finalmente, nos hacemos la foto de equipo.
También me hago la foto con mis
compañeros de los Martes (Fede y Jordi).
Calentamos poco rato. Jordi va al
WC, y esto hace que nos pongamos en las últimas posiciones de la salida, aunque
no es una carrera multitudinaria, y por lo tanto, no hay mucha diferencia entre
los primeros y los últimos.
A las 8:30h, salimos y empezamos
a correr. Nos despedimos de nuestro compañero Fede. Él con los otros
participantes de la carrera de 11 kilómetros, saldrán a las 9h.
La táctica está muy estudiada.
Tenemos que ir a ritmo suave hasta llegar al Pla del Fideuer (kilómetro 14) y
de allí al final ir tirando (es la parte del recorrido que hemos hecho más veces).
Seguimos estrictamente lo que
tenemos pensado. Vamos a un ritmo cercano a 6’/km y vamos pasando a varios
corredores. Hacemos la primera rampa de la calle Ample y antes de pasar por
debajo del portal donde está la patrona de Olesa (Santa Oliva), hay un dron que
recoge imágenes de nuestro paso.
También veo a Wolves que se ha desplazado
hasta aquí para hacernos fotos.
Dejamos la parte de asfalto (una
vez pasado el Pabellón Salvador Boada) y empieza ya el recorrido por tierra.
Las rampas todavía no son demasiado fuertes, pero poco a poco el perfil de la carrera
empieza a subir y ya vemos los primeros corredores que tienen que empezar a
andar.
Nosotros (Jordi y yo) vamos
tirando. Este tramo está muy estudiado, muy pisado. Cada vez hay más corredores
andando, y no paramos de avanzar a gente. Pasado un nuevo tramo asfaltado, las
rampas se van suavizando. Dos giros más y ya tenemos hecho el primer tramo de
subida dura.
Una vez el recorrido es más plano,
recuperamos las piernas y continuamos a un ritmo muy suave.
En pocos minutos llegamos al
atajo del Pla. Aquí hago una mirada hacia atrás y veo toda la cola de
corredores que van dibujando un gusano multicolor que se esconde por el medio
de los olivos.
Aquí hacemos tramos andando y
tramos corriendo. Es un caminillo donde tenemos que ir en fila de uno, y
tampoco queremos gastar más fuerzas de las necesarias.
Unos 400 metros después
encontramos la primera voluntaria que nos indica el camino a seguir. Volvemos a
ponernos a correr en dirección al Pla del Fideuer, aunque antes de llegar Xavi Pommard
nos anima y nos da fuerzas para hacer la ascensión en el Puig Cendrós.
Es una subida fuerte de unos 300
metros que hacemos andando a ritmo rápido. Una vez arriba, encontramos el primer premio de la carrera.
Esta cumbre nos deja dar un vistazo de 360º de toda la cordillera que tenemos
en Olesa. Una de las mejores vistas de Montserrat y nuestro próximo objetivo,
la Ermita de Sant Salvador de les Espasses.
Respiramos, cogemos aire fresco,
y hacemos una bajada bastante técnica que nos traerá al Mirador de la Papelussa
(primer avituallamiento). No podemos ir muy rápido, es un camino que se ha
abierto para la carrera y con el agua que ha caído a primera hora de la mañana,
podemos caer.
Sin sufrir ninguna caída,
llegamos al avituallamiento. Bebemos y comemos un poco (sólo llevamos 7
kilómetros) y continuamos por la parte de bajada que nos dejará a los pies de
la Ermita.
No queremos bajar demasiado
rápidos, pero sin ningún esfuerzo nos ponemos a ritmos de 4’30”.
Recuerdo que aquí reímos un rato
cuando Jordi me dijo que Júlia (mi sobrina) le había dicho que sí quería entrar
con él a la llegada y que si le pondrían una corbata (una medalla), ¡¡jaja!!
La bajada fuerte se acaba y un
caminillo con toboganes nos deja al inicio de la subida más fuerte del
recorrido. Es una zona de 1,5 kilómetros donde subimos unos 150m de desnivel.
Vamos combinando tramos de correr con tramos de andar, aunque hay más de estos
segundos.
La Ermita se ve, pero parece que
el camino no se acabará nunca.
A punto de llegar arriba, un
corredor se para. Se ha dado un golpe en la rodilla. Le preguntamos si se
encuentra bien, y le decimos que dentro de la Ermita hay un grifo con agua por
sí quiere limpiarse la rascadura que lleva. Nos dice que esta bien, y
continuamos con la nuestra lucha.
Estamos a pocos metros y ya
escuchamos las voces de ánimos de un grupo de excursionistas que están haciendo
un bocadillo. Pasamos por el medio y recibimos sus aplausos, que se agradecen
mucho.
Cogemos el camino que nos bajará
de esta cumbre y que nos dejará al inicio del Coll de Bram. Aún así, antes
tenemos que sufrir otra bajada dificultosa (de hecho, en alguna curva me he
salido del trazado) y otra subida de aquellas que te hace parar y empezar a
andar.
Un nuevo voluntario nos indica el
camino (que se encuentra señalizado con cinta roja y blanca). El Coll empieza
en bajada, pero después se empieza a complicar, mejor dicho, empieza a picar
hacia arriba. Jordi se marcha unos metros, pero voy detrás de otro corredor y
tampoco me veo con fuerzas de pasarlo.
Acabamos el Coll y llegamos al
segundo avituallamiento. Hay un todoterreno de los Forestales de Esparreguera,
y cuatro voluntarios (de los cuales dos de ellos, son dos niñas de 6 o 8 años
que nos han indicado el camino y nos han llenado los vasos de bebida isotónica,
qué implicación, BRAVO!!).
Volvemos a beber y comer un poco
de fruta, y nos vamos hacia la zona de las crestas. La primera de ellas es muy
dura, o no me acordaba. Después pasamos una segunda y una tercera, donde dejo unos
metros al corredor que llevo delante para poder coger impulso en la bajada y
así poder hacer la subida sin demasiado esfuerzo.
Una nueva bajada con un poco de
peligro, pero muy señalizada y con un nuevo voluntario, y ya encaramos el camino
hacia el Pla del Fideuer.
Nos acercamos y ya escuchamos los
ánimos de los voluntarios. Pisamos la alfombra (kilómetro 14) que se ha
dispuesto en esta zona, y seguimos.
La pista forestal empieza a
bajar, pero es un espejismo. Rápidamente encontramos un nuevo voluntario, y una
nueva alfombra, que nos indica un nuevo camino de subida. Es una zona de
toboganes, donde el primero es duro, pero el segundo no tiene nombre. Se juntan
tres rampas que te dejan medio muerto, a pesar de que la hacemos andando.
Pasado este tramo y sabiendo que
nos queda la zona de bajada más fuerte, decidimos ponernos a correr de nuevo, y
llegamos.
La bajada es por pista, pero con
mucha pendiente, cosa que también castiga las piernas.
El camino se acaba y ya vemos las
dos próximas cumbres (las últimas). La subida a Sant Pere de Sacama siempre me
ha parecido dura, pero ahora es demasiado. Jordi está sufriendo un poco, y no
tardamos en ponernos a andar de nuevo. Parece que nunca se acaba, pero por
suerte encontramos una cinta y una flecha verde que nos indica el camino del
desvío que nos llevará a pies de la nueva Ermita.
Esta parte es nueva, no la habíamos hecho nunca y nos sorprende. Es así, porque
es un tramo plano y en bajada. Jordi no se fía, y no para de decir que no
tardaremos en tener una nueva subidita, y así es. Encontramos la subida y vamos
andando hasta ver la Ermita de Sant Pere de Sacama. Bajamos por la pista y por
un nuevo caminillo que nos deja al inicio de la última ascensión.
Como no queremos sufrir, lo
haremos como hemos hecho el resto de la carrera, guardando fuerzas para el
final. Así que nos ponemos a andar rápidamente, y poco a poco, el recorrido y
el perfil nos hacen perder frescura y ritmo. Tanto nos afecta que en un giro,
nos paramos unos segundos para relajar piernas, coger aire y de paso ver las
vistas.
Dejamos pasar una corredora y
Jordi y yo continuamos hacia la cumbre. Jordi se escapa, pero es mejor ir cada
cual a su ritmo y esperarnos arriba.
Los metros pasan, los minutos
también, y por fin llegamos arriba. Jordi ya tiene preparado el móvil para
hacernos la foto de rigor, y hacia abajo.
Ya se ha acabado toda la subida.
Estamos en el kilómetro 18,3. Empezamos a bajar por un nuevo caminillo con
fuertes desniveles, que hacen que no puedas descansar. Empiezo a notar un mal en
la parte delantera de la pierna izquierda. No le quiero hacer caso, y sufriendo
(pero poco) llegamos al avituallamiento del Puigventós.
Volvemos a coger víveres, e
intento estirar un poco (¡¡qué gran error!!). Nos quedan sólo 4 kilómetros de
bajada, la más cómoda de todo el circuito. Pero impresionantemente no es así.
Sólo salir de aquí los cuadriceps de las dos piernas se ponen como dos piedras,
tanto que incluso le pido a Jordi que se pare para poder estirar. Me comenta
que coja agua de la camelback y me la eche por encima de las piernas. Le hago
caso. Con esto y un kilómetro en 10 minutos, parece que el dolor se va y
podemos empezar a correr de nuevo. No podremos apretar, y esto fastidia
mucho.
Nos han avanzado unos 4 o 5
corredores, pero voy mejorando.
Llegamos al camino del Samper (mi
lugar preferido del recorrido), y empiezo a notar de nuevo un pequeño dolor. No
dejo que vaya a más y vuelvo a tirarme agua encima.
No puedo disfrutar de esta zona,
como me hubiera gustado, pero conseguimos llegar al desvío que nos trae al
último engaño que nos guarda el recorrido. Es un tramo de 200m en pequeña
subida que no me atrevo a hacer corriendo, y al hacerlo andando, hace que 3 o 4
corredores nos pasen por delante.
El segundo tramo de 100m de
subida, lo hago corriendo y ya nos vamos hacia Olesa.
Nos queda la duda si al final se
ha modificado o no el recorrido (había un tema de permisos del propietario de
los campos), pero finalmente no se ha cambiado.
Giramos a la izquierda y poco
después vemos que al chico que traemos delante se va todo recto. Lo llamamos
para decirle que gire, que el camino va hacia la derecha. Nos escucha y
rectifica.
Pasamos entre medio de olivos,
almendros y viñas, y ya encaramos el tramo de la riera. Un último escollo para
llegar donde está Santa Oliva y ya bajamos la calle Ample.
Aquí empieza a cambiarnos la cara, se dibuja una sonrisa y el cuerpo empieza a emocionarse.
Ya sólo pienso en mis niñas, y
Jordi (supongo) que en las suyas. Hemos sufrido, pero ahora sí sabemos que ¡¡hemos
sido capaces!!
Pasamos por la Plaça de las Fonts
y ya vemos la recta de llegada. A medio camino ya escuchamos los gritos de
nuestras fans. Jordi y yo chocamos las manos, ¡¡hemos hecho un buen trabajo!!
Cruzamos la calle y ante la Casa
de Cultura, Jordi coge en brazos a Júlia y yo cojo de la mano a Ona.
Vamos chillando y subiendo los
brazos. A medio camino veo a Esther que nos está grabando. La saludamos. Ona no
para de decirme cosas. Pisamos la alfombra roja de la llegada (como me gustan
este tipo de llegadas), y después la alfombra del chip. Hemos parado el tiempo
en un meritorio 3h:10:27 (Jordi) y 3h:10:30 (yo).
Paro y me noto muy cansado, las
piernas vuelven a estar duras, pero no sufráis, la sonrisa de la cara y la
satisfacción personal son más grandes y fuertes. Ha sido duro, es una carrera
dura, pero espero que dure muchos años.
Nos reencontramos con Fede. Todo
y el dolor de pie ha conseguido finalizar la carrera de 11 kilómetros con muy
buen tiempo (1h04’55”). Enhorabuena compañero!!
Agradecer a los organizadores el
recorrido (hacía 22 años que no subía a la Creu de Saba), las ganas, ..., en
definitiva, la gran idea. Olesa se lo merecía y lo necesitaba.
A los voluntarios la implicación,
ánimos y consejos.
A Wolves las fotos de la entrada
con Ona, no tienen precio.
A Esther y Ona por dejarme
practicar este deporte (sacrificando muchas horas de mi compañía).
A Fede, mi fiel escudero que
siempre está allí para ayudarme a entrenar y lograr mis objetivos.
Y sobretodo a Jordi (mi hermano)
que me “engañó” (me dejé bastante) y me ha acompañado en este nuevo reto. Nos
hemos ayudado mútuamente, pero (como siempre) en el tramo final ha sido él quien
me ha dado ánimos para poder acabar.
Ahora a descansar una semana, a
recuperar y disfrutar hasta el verano de más carreras, pero sin ningún objetivo
exigente. El próximo gran reto será el Maratón de Castellón (06/12/15).
Ah!! El próximo año estaremos en
la línea de salida, aunque creo que a lo mejor hago la corta, ¡¡jaja!!
Relatos como éste, con todo tipo de detalles, dejan bien claro que has vivido y disfrutado cada momento y que serán difíciles de olvidar.
ResponEliminaEnhorabuena Xavi y a por la siguiente!!
P.D. Fotón el de la llegada a meta
Gracias!! Disfrute mucho. Si se tuviera que poner un pero, seria los problemas de las piernas en la última bajada. Creo que la carrera la habíamos estudiado bien, pero a veces el cuerpo te da sorpresas cuando menos te esperas.
EliminaLa siguiente más y mejor.
Lo de la foto de entrada no tiene precio
Muy buena crónica Company, con todo tipo de detalles (a excepción de alguna falta de ortografía, jaja).
ResponEliminaLa verdad, que para ser un Trail de ese pueblo, Olesa de Montserrat vecino del mejor pueblo del mundo, Esparreguera, es una carrera muy bien organizada y muy guapa de hacer, lástima que sólo pude hacer y con mucho dolor la de 11 km, me hubiese gustado hacer la de 25 al lado de los Brothers, y lo sabéis.
En lo que se refiere a mi participación, me lo pasé muy bien, es una gozada aunque sea con dolor, hacer lo que más me gusta, que es correr, y si es por esos caminos con sus vistas, subidas y bajadas, muchísimo mejor.
El año que viene, volveré a estar ahí, para volver a hacer el Trail de las Ermitas de 25 km. ó la de 11 km., lo que mande el Presi. y las lesiones.
El Promesas
Fede
Nosotros también te echamos de menos. Tú recuperate y el año que viene la hacemos juntos.
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