Como ya va siendo habitual
(y ya veréis el porqué), Los Martes volvemos un año más al Cross de la Ametlla
de Merola.
Este año es especial, por
primera vez correrán las peques del equipo (Júlia y Ona). Han estado “entrenándose”
durante este verano y vienen muy animadas.
Y yo, porque pocas veces,
días antes de una carrera, sabes que subirás al pódium. Y no será por mis
cualidades atléticas (por ellas, soy uno de los del montón), sino por mi
persistencia. Este año haré mi décima participación seguida, y los
organizadores de este evento, te regalan un cuadro conmemorativo, con los 10
logos de las carreras que he realizado. Es todo un detalle, que agradezco
enormemente, y que hace que año tras año volvamos a esta carrera.
Pero vamos al lío.
Como las peques corren,
tenemos que salir un poco antes. Así que hemos quedado en Olesa a las 7:45h.
A las 8:30h, ya estamos
todos en la Colonia, y unos voluntarios de la carrera nos indican donde aparcar
nuestros coches. Se nota que hemos llegado pronto, porque todavía no hay muchos
coches.
Los animadores se quedan a
desayunar en el bar del pueblo, y el resto (los corredores), nos vamos a buscar
los dorsales.
Como este año la carrera
coincide con la Carrera de la Mercè (Barcelona), hay menos participantes (250
aprox.) y ninguna cola.
Cogemos lo nuestro y
hacemos un pequeño reconocimiento del recorrido de los peques, para darles un
poco de seguridad y que sepan por donde tienen que ir.
La primera sorpresa que
nos llevamos, es que tienen que subir un tramo de escaleras, ¡como mola! El
recorrido tiene de todo, escaleras, hierba, asfalto, pueblo, … y aunque dice
que son 600 metros me parece que son algunos más. Se lo comentamos a las
peques, puesto que con ellas lo máximo que hemos corrido son 600 metros, y les
comentamos que salgan flojito para aguantar la carrera.
Por el camino podemos ir
saludando a amigos y conocidos (Jorfer, Jordi Mas, Candido, …) y antes de las
9:30h dejamos a Ona y Júlia en la línea de salida.
Nosotros nos ubicamos un
poco más adelante, para poder animarlas mejor y hacerles alguna foto.
Salen y a los pocos
segundos ya las vemos, Han hecho el primer tramo de subida y se les ve
contentas.
Desde donde nos hemos
puesto las podemos ver en dos tramos de la carrera, y eso les gusta.
Una vez animadas y ya
dentro del pueblo, nos vamos hacia la llegada para hacerles la foto de rigor.
Y sorpresa, ya vienen. Van
muy bien, incluso esprintando al final.
Ona llega cuarta y Júlia
quinta. Están contentas, se lo han pasado bien, y tienen una medalla. Nosotros
también estamos muy orgullosos de ellas, se lo han currado mucho.
Recogen también sus bolsas
de obsequios.
Me encantan las carreras
infantiles que todos tienen su medalla. Creo que es importante para que los
atraiga. Después si quiere la organización, puede dar premios por
clasificación, pero que todos tengan su premio.
Después de todo esto, toca
prepararnos a los adultos.
En mi caso, tengo que
calentar bien. Ayer estuve buscando setas con mi padre. Fue un día
espectacular, cogimos 13 kilos de camagrocs (trompeta amarilla). Ahora, fueron
4 horas de rodillas por el bosque, y me ha dejado unas agujetas en los glúteos,
que hoy me van a dar el día.
Cada paso que doy, es una
molestia en el glúteo, pero nada que me vaya impedir acabar la carrera.
Nos hacemos foto de rigor,
y a prepararnos.
Salimos a las 10:15h. Hace
mucho calor. Fede sale rápido. Jordi va conmigo, y Robert se ha quedado un poco
más atrás.
Jordi no se ha levantado
bien. Ha pasado mala noche y piensa que solo hará la de 5 kilómetros (en esta
carrera puedes decirlo sobre la marcha).
Voy controlando no pasarme
con el ritmo. Vengo de correr jueves y viernes, a parte de la excursión de setas
del sábado, por lo tanto, en mi planificación de cara a la Maratón de Valencia,
toca hacer los 10 kilómetros a un ritmo de 5’/km o 5’15”/km.
Antes del kilómetro 1,
vemos a nuestras animadoras. ¡Cómo me gusta!
Fede sigue delante, pero
pienso que en las primeras cuestas ya lo pillaré.
Pero no es así, aguanta
allí delante.
Con Jordi pasamos las dos
cuestas (la dura es la segunda y última).
De camino hacia el pueblo,
Jordi me comenta que se encuentra flojo y que vuelve a tener molestias en la
boca del estómago.
Y ya estamos en el pueblo.
Y llegamos a la zona más bonita (al menos para mí) del recorrido. Es la vuelta
a la plaza. No es un paraje espectacular, pero nuestras fans siempre están ahí.
Y solo vernos ya están gritándonos y animándonos. Y eso nos hace sentirnos,
unos campeones.
También nos permite
saludar a Fede.
Chocamos las manitas de
las peques, y Jordi avisa que se parará a la primera vuelta.
Me despido de Jordi. Él se
va para la izquierda (y la meta) y yo para la derecha.
Mi paso por el 5000m es de
23’45”. Buen ritmo, y un minuto y pico más rápido de lo planificado.
Cojo agua, me hidrato y me
remojo la gorra y la nuca.
Por la zona de los
huertos, veo a Fede delante. Ahora ya quedamos menos corredores y es fácil
correr y divisar a los otros compañeros.
Pero no es hasta pasado el
kilómetro 6, que veo que los andares de Fede me dan a conocer que empieza a
sufrir. Es lo que tiene llevar tantos años juntos, ya nos conocemos solo viéndonos.
Y es intuición, no me
falla. Antes del kilómetro 7, ya estoy detrás de él. Y él lo sabe, porque solo
llegar, ya me dice: ¡Hola!
Vamos por la zona del
bosque, juntos. Me comenta que va justillo. Yo le contesto que voy bastante
bien, pero que no apretaré.
En las primeras rampas,
Fede se queda. Yo sigo a lo mío. Sin apretar pero intentando no bajar el ritmo.
Ya queda la parte fácil.
La gran bajada, el paso por el pueblo y la llegada.
Pienso que si están Ona,
Júlia y Arnau entraré en meta con ellos. Y los cuatro con las palmas abiertas,
indicando que es mi carrera número diez (en este cross).
Pero todo esto se
desmonta, porque al volver a pasar por la Plaza, veo a Ona y Esther. Le choco
la mano y me voy hacia la meta.
Como ya no entraré con mi
niña, decido apretar. Pero me dura hasta que salgo del túnel, y al girar veo a
mi sobrina que me dice que quiere entrar conmigo.
La cojo de la mano, y
entramos juntos.
Al final, 47’11”. Estoy
contento. He hecho la segunda vuelta 19” más rápido que la primera. Y eso es difícil
por el día de calor que ha hecho, y por el recorrido (a dos vueltas, pero donde
las subidas parecen más duras en la segunda de ellas).
Salgo reforzado
anímicamente de esta carrera. El reto de final de año (la Maratón de Valencia)
va por el buen camino.
Sera la primera vez que
corro dos maratones en el mismo año.
Al poco llega Fede. Ha
hecho 47’42”. Como siempre dándolo todo. ¡Qué grande eres, company!
Jordi, al final ha hecho
la de 5 kilómetros en 23’52”.
A ducharnos, y a esperar
el gran momento.
Pero antes, ¡sorpresa!
Las dos peques han ganado
un libro de cuentos, con el sorteo que hacen los con los números de los
dorsales.
Y después, suben al pódium
de las pre-benjamines. Están súper emocionadas, y nosotros orgullosos de ellas.
Unos minutos más tarde,
por fin debuto (por méritos propios) en un pódium, ¡jaja!
Ahora a seguir con los
entrenamientos, con la “locura” de seguir contando kilómetros por twitter y facebook
para animar a Carles Castillejos en su recuperación.
Todo empezó como una idea
loca de recoger los kilómetros que este gran atleta iba a realizar para su
preparación de la Maratón de Nueva York (unos 2000) y a día de hoy hemos pasado
de los 20000. Y alguna sorpresa más que habrá, y hasta ahí puedo leer (para los
jóvenes, esto lo decía Mayra Gómez Kemp en un programa que se llamaba el Un,
dos, tres).
Nos vemos! Seguimos!
Con la cabeza puesta en
esa alfombra azul de la Ciutat de les Arts.
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