Una
vez decidido a hacer el Maratón de Castellón, me puse a buscar una Media donde
poder ver cómo mis piernas iban cogiendo la forma y asimilaban la carga de
kilómetros.
Después
de buscar (y mucho) y analizar los diferentes pros y contras de todas las
posibles ofertas (pocas), escogí la Mitja de l’Anoia.
En
principio era un reto en solitario. Jordi estaba de medio “vacaciones” (después
de los 10km de Sant Andreu), Sandra estudiando, Sergio haciendo el golfo (no lo
sé seguro, pero seguro que sí, ¡jaja!) y Fede de fin de semana con la familia.
Pero finalmente conseguí que un compañero de corredors.cat, JRDi69 (Jordi), se
animara y la hiciéramos juntos. Intercambiamos números de teléfono y quedamos
en Igualada el sábado por la tarde.
En
principio todo era diferente. Era una carrera de tarde (cosa que no me
preocupaba mucho, porque era a la misma hora que entrenamos los martes), en un
recorrido nuevo (no lo había hecho nunca), y con nueva compañía.
A
las 17h salimos de casa de mis padres (después de comer un buen plato de
macarrones), y en media hora ya estábamos en Igualada. Todo muy bien.
Señalización desde la salida de la autovía, y un amplio parking al lado del
Estadio Atlético (cerca de la salida y llegada).
Esther,
Ona y yo cogemos las cosas y marchamos a recoger el dorsal y camiseta. Hemos
llegado muy pronto, y nos ha dado tiempo a ver a Marta (compañera del trabajo
de mi mujer) como ganaba la marcha de 5 kilómetros.
Hacemos
tiempo, hasta que a las 18:15 decido irme a cambiar. Iba cambiado de casa de
mis padres, pero todo me hacia pensar que haría más frío y con la ropa que
llevaba pasaría mucha calor.
Cambio
de ropa, crema calentadora (me levanté con las piernas muy cargadas) y listo
para comenzar la aventura.
Voy
hacia la zona donde han instalado un inflable para los niños, donde Ona se lo
está pasando genial.
Justo
en este momento recibo la llamada de Jordi y quedamos en la entrada del
Estadio.
Me
despido de mis fans hasta dentro de una hora y cuarenta y dos minutos (esa es
la idea).
Dejo
la bolsa en guardarropía, y veo a Miguel y Jaume. Miguel le hará de guia a
Jaume, como casi siempre (son un tándem maravilloso). Les comento que he
quedado con Jordi, pero que no se quién es (todavía no nos conocemos
personalmente). Me dicen que lo han visto, y en pocos segundos nos encontramos
los cuatro.
Comenzamos
a calentar y hablar de esta carrera, de la Behobia, del Maratón de Castellón, y
a escuchar los sabios consejos de Miguel.
Con
el calentamiento hecho, nos ponemos en la zona de salida. No sabemos donde
ponernos. No hay mucha gente, pero como también hay una carrera de 5 kilómetros
y otra de 10, tampoco queremos salir muy delante.
El
padre de Jordi nos hace una foto, y salimos.
Escucho
a mis fans chillar mi nombre, pero no las veo. Estoy liado en ponerme
rápidamente al ritmo que hoy me toca, 4’50”.
No
nos cuesta mucho.
Los
primeros 3 kilómetros los hacemos bastante bien. Controlando el ritmo, aunque
un poco más rápidos (perfil en ligera bajada).
Volvemos
a pasar por la línea de salida, y cogemos una buena bajada. Por ahora, todo
bien.
Vamos
hablando, pocas palabras, con Jordi, y vigilando de no animarnos mucho.
Antes
del kilómetro 4 llega la primera subidita. No tiene mucha pendiente, pero se
nota. Jordi se queda un poco, pero yo aflojo, no quiero pasarme de valiente.
Llegamos
a la zona de la Rambla de Igualada y aquí si que hay más gente. Nos animan y
hacemos un kilómetro bastante rápido (4’35”). Con Jordi comentamos que esto
será muy importante en la segunda vuelta (kilómetro 15), por si no vamos muy
bien.
Salimos
de aquí y volvemos a coger nuestro ritmo.
Justo
en el kilómetro 5 encontramos un voluntario entregado. Está dando aguas en
medio del camino, con una botella de agua en cada mano. No para de chillar y
animarnos. ¡Que crack! Jordi y yo lo bautizamos como el “banderillero”.
Hacemos
una vuelta y volvemos por el camino que hemos hecho.
Aquí
probamos la primera subidita dura. Ahora es pasado el kilómetro 6, pero después
será sobre el kilómetro 17, y hará daño.
La
conseguimos pasar (se ha hecho corta) y continuamos.
Cogemos
el paseo y vamos pasando corredores, como casi toda la carrera. Aprovecho para
chocar manitas con los niños que hay en la calle animándonos, ¡cómo me gusta!
Aquí
notamos que no todo el mundo le gusta las carreras. Ya vemos una conductora
chillando a un agente de protección civil, porque no puede pasar. Un poco más
adelante, escuchamos un comentario despectivo de un “señor” mayor. Con Jordi,
comentamos la jugada, y le hago ver que esto en Behobia no pasa, y por eso, creo
que es la mejor carrera que he corrido nunca.
Pero
nosotros dejamos de lado los comentarios y situaciones penosas, y nos
encontramos la siguiente subidita. Esta es más fuerte, larga y dura. Ahora es
en el kilómetro 8, pero después será en el kilómetro 19, y entonces sí que
dolerá.
La
pasamos, pero las piernas la han notado.
Recuperamos
y ya estamos metidos en un nuevo tramo de subiditas y bajaditas. Son cortas.
Parecen un tobogán. Chocamos manitas de nuevo, y sin querer ya pasamos el
kilómetro 9. Vamos muy bien, controlando y con buenas sensaciones.
Cogemos
agua, y comenzamos una pequeña bajada (camino por donde hemos entrado con el
coche). Aprovechamos para comernos el gel y beber agua.
Al
final de la calle hay una banda de música. Volvemos a tener un plus de
motivación. ¡Cómo me gusta!
Pasamos
por el puente, y al final nos encontramos de nuevo al padre de Jordi que nos
dice que sólo nos queda otra vuelta.
Unos
voluntarios nos indican el camino a seguir para los que hacemos la media. Los
de los 10000 metros ya entran al Estadio. Nosotros tardaremos un ratito más.
Hacemos
el paso por el kilómetro 10, y comenzamos a hacer unos 3 kilómetros por la zona
más “fea” del recorrido. Es una zona con alguna casa, muy despoblada, y que
solo tiene en las esquinas los voluntarios que nos indican el camino.
Aquí
me comenta Jordi que suerte que la hemos hecho juntos, porque entre que no hay
mucha gente animando y que somos pocos corredores, te puedes pasar gran parte
de la media solo.
El
ritmo lo continuamos llevando muy bien, la media va unos 4” por debajo del
objetivo, y ya llevamos más de la mitad de la carrera hecha.
A
partir del kilómetro 13, repetimos el trazado que habíamos hecho en la primera
vuelta.
Vamos
hablando, hecho que demuestra que vamos muy cómodos, o eso parece.
Tenemos
ganas de llegar a la Rambla y sentir el calor de la gente. Y por suerte lo
conseguimos. Hay mucha gente y nos aplauden, y nosotros a ellos. Y nos animamos
tanto que hacemos el kilómetro 15 a ritmo de 4’30”. ¡Espectacular!
Cuando
ya tenemos las emociones calmadas, nos reencontramos con el “banderillero”. Es
genial, no deja de chillar, animar. A los que subimos y a los que bajan. Gente
así se merece el cielo.
Pasamos,
y Jordi me comenta que va justito de fuerzas. Me comenta que si me veo bien,
tire. Yo le digo que él haga lo mismo, pero no quiero animarme mucho.
Cuando
llegamos a la subidita del kilómetro 17, la subo mejor que la primera vez. Veo
que Jordi se queda. Tal y como habíamos quedado, me concentro en el ritmo y
continuo hacia adelante.
Cada
corredor que tengo delante, lo cojo. Aunque no quiero pasarme, cuando paso un
corredor las piernas me llevan al siguiente.
El
tramo del paseo se hace largo. Está bastante oscuro y no llega nunca la segunda
(y temida) subidita.
Finalmente,
llego a este punto y sufriendo (aquí sí, un poco) paso el punto más difícil.
Hago
los toboganes, y ya comenzamos el perfil más cómodo.
Comienzo
a escuchar a la banda de música, y esto me anima.
Cuando
paso por su lado, los aplaudo. Ellos no lo saben, pero nos ayudan mucho, y hace
falta agradecérselo.
Animado
y con la llegada tan cerca, cojo un ritmo rápido.
Paso
por el puente y hacia dentro del Estadio. Sólo entrar escucho la voz de Ona,
chillando: ¡”Papaaaa!”.
Me
giro, pero no la veo. No llevo las gafas y está muy lejos.
Llevo
un corredor delante e intento seguirlo, pero la vuelta se está haciendo larga.
Encaro
la recta final y ya veo a Esther y Ona en una lado esperándome para entrar
juntos.
Le
cojo la mano y entramos juntos. Veo el reloj y no me lo creo. He parado el
crono en 1h40’05”. ¡Espectacular! ¡Genial! ¡Contentísimo! He bajado en 2’ mi
objetivo de hoy, y he hecho 21,097km unos 45” más rápidos que el ritmo quiero
llevar en el Maratón de Castellón (5’30”).
Recojo
la medalla (ya tengo 6, como Ona, ¡jaja”), la bolsa de obsequios y el vale para
la bebida y el bocadillo de butifarra.
Me
reencuentro con Esther, y le doy un gran beso.
Poco
después veo a Jordi. Al final ha hecho 1h40’54”. Le chillo, le presento a mi
familia y hablamos un poco. Continuaremos explicándonos nuestras batallitas en
el forum del Maratón de Castellón de la web de corredors.cat, y el 06 de
Diciembre en Castellón.
Cojo
el bocadillo y lo repartimos entre los tres. Me voy a buscar la bolsa y
ducharme.
Un
vez limpio y aseado, marchamos a cenar al restaurante “Oro di Napoli”. Hemos
cenado muy bien, muy buena pizza.
Ha
estado una buena tarde, de esas que sales reforzado en tu objetivo, sobretodo
cuando ya llevas 8 semanas de entrenamiento.
Ahora
a por las 6 semanas que faltan, y que el día 06 de Diciembre, sea un buen día.
Estás fuerte. Muchas felicidades por la marca.
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