dilluns, 24 de setembre del 2018

Cross Ametlla Merola


Como ya va siendo habitual (y ya veréis el porqué), Los Martes volvemos un año más al Cross de la Ametlla de Merola.

Este año es especial, por primera vez correrán las peques del equipo (Júlia y Ona). Han estado “entrenándose” durante este verano y vienen muy animadas.
Y yo, porque pocas veces, días antes de una carrera, sabes que subirás al pódium. Y no será por mis cualidades atléticas (por ellas, soy uno de los del montón), sino por mi persistencia. Este año haré mi décima participación seguida, y los organizadores de este evento, te regalan un cuadro conmemorativo, con los 10 logos de las carreras que he realizado. Es todo un detalle, que agradezco enormemente, y que hace que año tras año volvamos a esta carrera.



Pero vamos al lío.

Como las peques corren, tenemos que salir un poco antes. Así que hemos quedado en Olesa a las 7:45h.

A las 8:30h, ya estamos todos en la Colonia, y unos voluntarios de la carrera nos indican donde aparcar nuestros coches. Se nota que hemos llegado pronto, porque todavía no hay muchos coches.

Los animadores se quedan a desayunar en el bar del pueblo, y el resto (los corredores), nos vamos a buscar los dorsales.

Como este año la carrera coincide con la Carrera de la Mercè (Barcelona), hay menos participantes (250 aprox.) y ninguna cola.

Cogemos lo nuestro y hacemos un pequeño reconocimiento del recorrido de los peques, para darles un poco de seguridad y que sepan por donde tienen que ir.
La primera sorpresa que nos llevamos, es que tienen que subir un tramo de escaleras, ¡como mola! El recorrido tiene de todo, escaleras, hierba, asfalto, pueblo, … y aunque dice que son 600 metros me parece que son algunos más. Se lo comentamos a las peques, puesto que con ellas lo máximo que hemos corrido son 600 metros, y les comentamos que salgan flojito para aguantar la carrera.

Por el camino podemos ir saludando a amigos y conocidos (Jorfer, Jordi Mas, Candido, …) y antes de las 9:30h dejamos a Ona y Júlia en la línea de salida.

Nosotros nos ubicamos un poco más adelante, para poder animarlas mejor y hacerles alguna foto.

Salen y a los pocos segundos ya las vemos, Han hecho el primer tramo de subida y se les ve contentas.

Desde donde nos hemos puesto las podemos ver en dos tramos de la carrera, y eso les gusta.


Una vez animadas y ya dentro del pueblo, nos vamos hacia la llegada para hacerles la foto de rigor.

Y sorpresa, ya vienen. Van muy bien, incluso esprintando al final.



Ona llega cuarta y Júlia quinta. Están contentas, se lo han pasado bien, y tienen una medalla. Nosotros también estamos muy orgullosos de ellas, se lo han currado mucho.


Recogen también sus bolsas de obsequios.

Me encantan las carreras infantiles que todos tienen su medalla. Creo que es importante para que los atraiga. Después si quiere la organización, puede dar premios por clasificación, pero que todos tengan su premio.

Después de todo esto, toca prepararnos a los adultos.

En mi caso, tengo que calentar bien. Ayer estuve buscando setas con mi padre. Fue un día espectacular, cogimos 13 kilos de camagrocs (trompeta amarilla). Ahora, fueron 4 horas de rodillas por el bosque, y me ha dejado unas agujetas en los glúteos, que hoy me van a dar el día.


Cada paso que doy, es una molestia en el glúteo, pero nada que me vaya impedir acabar la carrera.

Nos hacemos foto de rigor, y a prepararnos.


Salimos a las 10:15h. Hace mucho calor. Fede sale rápido. Jordi va conmigo, y Robert se ha quedado un poco más atrás.

Jordi no se ha levantado bien. Ha pasado mala noche y piensa que solo hará la de 5 kilómetros (en esta carrera puedes decirlo sobre la marcha).

Voy controlando no pasarme con el ritmo. Vengo de correr jueves y viernes, a parte de la excursión de setas del sábado, por lo tanto, en mi planificación de cara a la Maratón de Valencia, toca hacer los 10 kilómetros a un ritmo de 5’/km o 5’15”/km.

Antes del kilómetro 1, vemos a nuestras animadoras. ¡Cómo me gusta!


Fede sigue delante, pero pienso que en las primeras cuestas ya lo pillaré.

Pero no es así, aguanta allí delante.

Con Jordi pasamos las dos cuestas (la dura es la segunda y última).

De camino hacia el pueblo, Jordi me comenta que se encuentra flojo y que vuelve a tener molestias en la boca del estómago.

Y ya estamos en el pueblo. Y llegamos a la zona más bonita (al menos para mí) del recorrido. Es la vuelta a la plaza. No es un paraje espectacular, pero nuestras fans siempre están ahí. Y solo vernos ya están gritándonos y animándonos. Y eso nos hace sentirnos, unos campeones.

También nos permite saludar a Fede.

Chocamos las manitas de las peques, y Jordi avisa que se parará a la primera vuelta.




Me despido de Jordi. Él se va para la izquierda (y la meta) y yo para la derecha.

Mi paso por el 5000m es de 23’45”. Buen ritmo, y un minuto y pico más rápido de lo planificado.

Cojo agua, me hidrato y me remojo la gorra y la nuca.

Por la zona de los huertos, veo a Fede delante. Ahora ya quedamos menos corredores y es fácil correr y divisar a los otros compañeros.

Pero no es hasta pasado el kilómetro 6, que veo que los andares de Fede me dan a conocer que empieza a sufrir. Es lo que tiene llevar tantos años juntos, ya nos conocemos solo viéndonos.

Y es intuición, no me falla. Antes del kilómetro 7, ya estoy detrás de él. Y él lo sabe, porque solo llegar, ya me dice: ¡Hola!

Vamos por la zona del bosque, juntos. Me comenta que va justillo. Yo le contesto que voy bastante bien, pero que no apretaré.

En las primeras rampas, Fede se queda. Yo sigo a lo mío. Sin apretar pero intentando no bajar el ritmo.

Ya queda la parte fácil. La gran bajada, el paso por el pueblo y la llegada.



Pienso que si están Ona, Júlia y Arnau entraré en meta con ellos. Y los cuatro con las palmas abiertas, indicando que es mi carrera número diez (en este cross).

Pero todo esto se desmonta, porque al volver a pasar por la Plaza, veo a Ona y Esther. Le choco la mano y me voy hacia la meta.

Como ya no entraré con mi niña, decido apretar. Pero me dura hasta que salgo del túnel, y al girar veo a mi sobrina que me dice que quiere entrar conmigo.

La cojo de la mano, y entramos juntos.

Al final, 47’11”. Estoy contento. He hecho la segunda vuelta 19” más rápido que la primera. Y eso es difícil por el día de calor que ha hecho, y por el recorrido (a dos vueltas, pero donde las subidas parecen más duras en la segunda de ellas).
Salgo reforzado anímicamente de esta carrera. El reto de final de año (la Maratón de Valencia) va por el buen camino.

Sera la primera vez que corro dos maratones en el mismo año.

Al poco llega Fede. Ha hecho 47’42”. Como siempre dándolo todo. ¡Qué grande eres, company!

Jordi, al final ha hecho la de 5 kilómetros en 23’52”.

A ducharnos, y a esperar el gran momento.

Pero antes, ¡sorpresa!

Las dos peques han ganado un libro de cuentos, con el sorteo que hacen los con los números de los dorsales.

Y después, suben al pódium de las pre-benjamines. Están súper emocionadas, y nosotros orgullosos de ellas.



Unos minutos más tarde, por fin debuto (por méritos propios) en un pódium, ¡jaja!


Ahora a seguir con los entrenamientos, con la “locura” de seguir contando kilómetros por twitter y facebook para animar a Carles Castillejos en su recuperación.

Todo empezó como una idea loca de recoger los kilómetros que este gran atleta iba a realizar para su preparación de la Maratón de Nueva York (unos 2000) y a día de hoy hemos pasado de los 20000. Y alguna sorpresa más que habrá, y hasta ahí puedo leer (para los jóvenes, esto lo decía Mayra Gómez Kemp en un programa que se llamaba el Un, dos, tres).

Nos vemos! Seguimos!

Con la cabeza puesta en esa alfombra azul de la Ciutat de les Arts.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada